
¡Intenten que no caigan granos del café al suelo!
Solo nos dieron esa instrucción, y por supuesto que recolectáramos toda la paleta de colores del café menos los verdes. 🌱
Esas palabras volvieron mis manos torpes, y tenía miedo, un cuidado excesivo, es como si temiera lastimar las plantas. Estuve presente, observé cada grano de café muy concentrada.
Quería grabar en mi cabeza el rojo de los granos que están listos. Quería tener detalles suficientes de ese momento para repetirlo cuando no pudiera dormir, o cuando no aguantara las ganas de llorar.
Tenía afán de que este momento viviera en mí, es como si me hubiera parecido muy familiar, sentí que desperté. De pronto me conecté con mis ancestros, literalmente estaba entre raíces. Olvidé el sol, incluso la sed, olvidé lo que había caminado para llegar a esa montaña que para mí no es habitual, estaba perdida en la conversación con Jaiber. No nos preguntamos de dónde éramos, ni cuál era nuestra historia, las preguntas que usualmente me aburren y el pretexto de todos usamos para acercarnos un poco más. Yo le propuse hablar de qué hacíamos todo el día, en dónde invertíamos nuestra única riqueza, el tiempo.

Él me contó a qué hora se despertaba, su dinámica familiar y me habló de su esposa, sentía su admiración por ella en cada palabra, pero no voy a dar más detalles de esta parte de la conversación porque seguro este se vuelve un escrito de amor.
Jaiber es un hombre campesino que pasa sus días trabajando, que sube montañas y baja costales llenos de café, su vida gira en torno a la tierra. Esta es la importancia de conectar caminos en la Cuenca del Arenal, tejer historias y conocer un poco de sus vidas. No solo para conocerlas, sino para que transformen nuestra propia historia.
Todos estamos distraídos, alejados de lo que en mi experiencia se ha sentido más real que nunca. El café podría ser una manera de unir a las personas, eso lo ha hecho históricamente mágico, aromatiza la vida, como el yoga. Sin olvidar que el Ashram se encuentra en un lugar en el que hubo conflicto igual que los hogares de las familias campesinas aprender a navegar entre la complejidad de la historia y la contemplación del día a día, es una de las enseñanzas espirituales que nos deja recorrer caminos históricos y sagrados.

La historia no termina aquí, pero la idea de este espacio es compartir tan solo una parte de un proyecto mucho más grande en el que es necesario que más personas como ustedes, lectores y humanos habitantes de este planeta, se involucren porque se relaciona con la importancia de proteger este, nuestro hogar, el planeta tierra. Así que para que puedas escribir tu propia experiencia transformadora, te invitamos a participar, a visitar el ashram y este territorio, y por qué no, animarte a venir al próximo retiro de la Academia de Agricultura, Artes y Oficios: Agroforesta, La Agricultura de la Naturaleza.

Créalo o no, estos botones estaban en el cinturón de Jaiber
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