La mejor universidad del mundo es gratis.
Tal vez solo hay una cosa más satisfactoria que aprender, eso es, enseñar, aunque igual para hacerlo hay que aprender antes.
La sensación de poder, de ser capaz y de saber que prácticamente todo es posible, de expandir los límites y multiplicar las posibilidades, literalmente nos da vida, no por nada la llamamos inspiración. Es uno de los estados más elevados que puede habitar un ser humano, además de ser la condición previa a la creación, que a fin de cuentas es nuestra naturaleza, crear y re-crear.
Si nos ponemos estratégicos, aprender a aprender sería lo que nos deberían enseñar, y cada uno elegir dónde lo quiere aplicar.
Y aunque ninguno nace aprendido, si es cierto que todos tenemos (o teníamos) instinto. Ese no sé qué, no sé dónde que nos guía y nos ayuda a ser lo que somos y hacer lo que debemos o necesitamos.
El instinto solo se puede encontrar y afinar en relación con la naturaleza, en lo salvaje del momento presente y la libertad de la diversidad.
Todos los animales de la tierra lo tienen y su mera supervivencia depende de él
¿Cómo es que un pájaro aprende a volar y a cantar, una tortuga encuentra la misma playa en la que nació 20 años atrás, un elefante encuentra agua en medio del desierto y una araña teje su tela con maestría desde el primer día? Ninguno de los anteriores recibió un certificado o un diploma para obtener ni demostrar su conocimiento...
Todos los animales, menos nosotros, saben como ser parte de su especie y al tiempo ser individuos. Si ves una manada de lobos está claro que todos se comportan como lobos salvajes, distintos de otros caninos, pero si te pudieras quedar lo suficiente, verías que cada uno de ellos tiene una personalidad única y ocupa un rol específico en el grupo.
Nosotros necesitamos aprender a ser humanos primero y después a ser nosotros mismos.
La verdad es que la sociedad actual no nos enseñó, ni la una ni la otra.
Desde el nacimiento o desde muy chiquitos fuimos separados de la realidad/naturaleza por entornos sobreprotegidos y controlados, que sin duda garantizan la supervivencia, pero que anulan el aprendizaje. Criando seres domésticos inadaptados para vivir en el planeta tierra, confundimos el progreso con el confort y a costillas de nuestra propia naturaleza.
Cambiamos un cuerpo, fuerte, flexible, resistente y funcional por un sofá "inteligente", como sí una hamaca no fuera suficiente.
En relacionarnos con la naturaleza diariamente no solo desarrollamos orgánicamente cuerpos saludables, bellos y funcionales, sino además inteligencia emocional, sentido existencial y presencia del espíritu. La vida y la muerte adquieren sentido y valen la pena.
No hay nada más valioso que ser lo que realmente somos. Por definición no existe nada que pueda pagarlo.
Si quieres entender en detalle como nos educa la naturaleza, te invitamos a ver el Satsang completo de "La Academia de las academias".
Comments