El camino de la vocación es el camino de la devoción.
Si es verdad que todo(s) somos uno, significa que nada está por fuera o que nada ni nadie está separado. De ahí, aquella famosa frase: “Todos los caminos llevan a Roma”
Para los efectos de este mensaje, Roma, o todos, o el uno, será sinónimo de Dios, simplemente una palabra para intentar abarcar lo inconmensurable, lo verdadero.
Al mismo tiempo, es válido pensar que cada cosa o persona creada por Dios tiene un sentido, un propósito… ¿Qué mejor forma de comulgar con Dios que haciendo tu vocación?
Por eso decimos que el camino de tu vocación es el camino de la devoción.
Es curioso que la mayoría de los seres humanos, en lugar de desarrollar sus talentos naturales, buscan destacarse en lo que otros sugieren, permitiendo que el miedo, la ilusión y las pretensiones guíen sus decisiones.
Pero solo cuando empiezas a sintonizarte con tus talentos empieza a brotar la seguridad, la confianza y la claridad. Y eso no lo puede saber nadie mas que tu.
“Serle fiel a tu esencia libera tus dones y empieza a acercarte a Dios”
Y bueno ¿Cómo me conecto con mi esencia? ¿Cómo descubro mi vocación?
Lo primero, es que no hay receta, ni trucos… cómo todo lo real, la vocación o el Dharma es una experiencia personal e intrasferible, y es tan importante realizarla como descubrirla por tu propia cuenta.
Rachelle, Karma Yogi voluntaria durante los últimos 8 meses en Vanadurga Ashram nos cuenta en detalle su experiencia en esta búsqueda, y nos da algunos consejos sabios para emprender y recorrer el camino:
Antes de conectar con tu vocación debes conectar con tu cuerpo y para eso debes:
Suelta el control, una y otra vez,
Silencia la mente para poder escuchar…
Escucha a tu corazón, el único consejero competente.
Para todo esto sirve el Yoga. “El Yoga es una forma de vivir y aunque te ofrece 1.000 caminos, todos te devuelven a ti”
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